En entrevista, el Dr. Daniel Perez Chada, explica sobre la investigación sobre fatiga y la somnolencia en conductores profesionales en Argentina

10 octubre, 2016

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Neurovirtual News: Doctor, ¿podría contarnos un poco acerca de su trayectoria?

Daniel Perez Chada: Mi nombre es Daniel Pérez Chada, soy médico neumólogo, trabajo en el Hospital Universitario Austral, donde estoy a cargo del servicio de neumología y de la Clínica del Sueño. además desde Octubre del 2016 soy el Presidente de la Fundación Argentina del Sueño.

Durante muchos años trabajé en terapia intensiva, con especial interés en insuficiencia respiratoria y ventilación mecánica, completé mi entrenamiento en Gran Bretaña, donde trabajé en investigación básica sobre ventilación mecánica e injuria pulmonar, con el correr de los años, mi interés se focalizó en la ventilación no invasiva y en los últimos 15 años dedico el 80% de mi tiempo a estudio de los trastornos respiratorios durante el sueño.

NN: Doctor, ¿podría contarnos sobre los estudios o servicios ofrecidos por la Clínica de Sueño del Hospital Universitario Austral?

DP: En el Hospital Universitario Austral tenemos un grupo que estudia a los pacientes con trastornos del sueño, particularmente estamos enfocados en los trastornos respiratorios durante el sueño. Contamos con una Clínica del Sueño con cinco camas para estudiar a pacientes con polisomnografía nocturna y ocho equipos para estudios poligráficos ambulatorios.

Es un grupo muy activo, con mucha interacción entre los distintos miembros, ademas de un fuerte intercambio con otros servicios del hospital y logramos resolver la gran mayoría de los problemas de apnea del sueño que tienen nuestros pacientes.

NN:Doctor, ¿nos podría explicar un poco sobre la investigación que desarrolló sobre fatiga y la somnolencia en conductores profesionales?

DP:Este ha sido un tema de investigación que nos ha interesado desde hace años por su enorme impacto en la sociedad.

Hemos hecho mucho trabajo interdisciplinario con investigadores básicos, fundamentalmente con investigadores del CONICET, que en Argentina  es la entidad rectora en investigación.

Formamos un grupo liderado por el Dr. Daniel Cardinali, un muy prestigioso fisiólogo, con quien estudiamos la relación entre el déficit de sueño de los conductores profesionales y el deterioro de su nivel de alerta.
Comenzamos estudiando choferes de camión de transporte de carga, en el Mercado Central de la Ciudad de Buenos Aires. Son trabajadores independientes que llevan y traen las mercaderías, desde y hacia la Ciudad de Buenos Aires, desde distintos puntos del país. Encontramos una alta prevalencia de ronquido, que como era de esperar esto estaba asociado a obesidad.

Estas personas padecían hipertensión y una severa restricción en las horas de sueño, ya que  dormían no más de cuatro horas por noche durante los días de semana, y los fines de semana trataban de compensar su deuda de sueño.
Era una población de hombres jóvenes, pero muy enferma, con una alta prevalencia de indicadores de riesgo cardiovascular, como tabaquismo y obesidad.

Son personas que por las características de su trabajo tienen hábitos dietéticos muy poco saludables y además son sedentarias.
Además encontramos que los conductores que eran roncadores habituales, tenían muchas más posibilidades de sufrir un accidente o casi accidente en su jornada laboral que los no roncadores.

Por otra parte la somnolencia diurna era frecuente, más del 40% percibía somnolencia mientras conducía. Cuando estas personas percibían sueño  en la ruta la gran mayoría trataba de parar para descansar; sin embargo, había alrededor de un 30% que tomaba conductas absolutamente inefectivas para combatir la somnolencia, como por ejemplo fumar, escuchar música en un volumen alto en la cabina, enfriar la cabina,tomar bebidas refrescantes, etc.

Lamentablemente la deuda de sueño se paga durmiendo, por lo que estas medidas son muy poco eficientes para combatir el sueño al volante.
Fue una investigación muy interesante que involucró a más de ochocientos conductores, en su lugar de trabajo, con un cuestionario estructurado. Ha sido el primer trabajo a gran escala sobre este tema en el país, los resultados fueron publicados en la revista SLEEP.

Unos años más tarde, trabajamos con la Unión de Tranviarios Automotor, que es la entidad sindical que engloba a los conductores de transporte público de pasajeros, en ese grupo, encuestamos a alrededor de dos mil conductores de transporte público de pasajeros que trabajan en la ciudad de Buenos Aires y en el Área Metropolitana de Buenos Aires, lo que encontramos allí es que, nuevamente la cantidad de horas de sueño de estos conductores estaba reducida, con mucha obesidad y comorbilidad cardiovascular.

La prevalencia de riesgo de apnea de sueño estaba presente en el 55% de la muestra.

Los que trabajaban en el turno mañana, dormían una hora menos que los que trabajaban en el turno tarde, y justamente, estos conductores que trabajaban en el turno mañana y que crónicamente dormían una hora menos que sus compañeros, tenían un deterioro de la alerta, medido por un test de alerta que es muy simple de realizar y que es muy confiable; estas personas tenían un deterioro de la alerta más precoz que los conductores que trabajaban en el turno de la tarde.

Estas mediciones objetivas que realizamos en un grupo menor de choferes, incluían actigrafía durante 5 noches, mediciones de cortisol al comienzo y al final de la jornada laboral y en estudio de la variabilidad de la frecuencia cardíaca.

Finalmente hicimos un tercer estudio, aquí estudiamos a solicitud de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo, una muestra de conductores profesionales de larga distancia, que son aquellos que llevan pasajeros a las distintas provincias de la República Argentina.

Nuevamente allí realizamos mediciones objetivas y corroboramos exactamente lo mismo que los conductores de corta distancia: que las horas de sueño son muy escasas, que las jornadas laborales son muy prolongadas y que el alerta se deteriora precozmente en los conductores, particularmente en el viaje de regreso.

NN: Sólo una pregunta, ¿cómo hacían el estudio del nivel de alerta?

DP: Sí, el nivel de alerta se evalúa como una prueba similar a test de vigilancia psicomotora.
Mientras el conductor no está al volante, sino que va como acompañante, en distintos momentos a lo largo de la jornada laboral, se lo pone frente a una laptop, en la pantalla aparece una secuencia de números y en el momento en el que el número se detiene, el sujeto debe tocar una tecla cualquiera de la laptop; el tiempo que tarda entre que la secuencia de números se detiene y  sujeto toca la tecla es el tiempo de reacción.
Lo que observamos fue que a medida que se prolonga la jornada laboral el tiempo de reacción se prolonga, es decir, que la habilidad para responder frente a estímulos inesperados, como puede ser que un animal se cruce en la ruta o que otro vehículo haga una maniobra inesperada o que o un peatón cruce inesperadamente en el camino, el tiempo de reacción para evitar ese accidente se ve también deteriorado.

NN: Doctor, ¿cree que estos profesionales deben tener un acompañamiento más cercano en lo que se refiere a los trastornos del sueño?

DP: En realidad toda la sociedad debería tener presente que la cantidad de horas que todos dormimos está por debajo de nuestras necesidades históricas; en los últimos cincuenta años hemos perdido el 25% de nuestras horas de sueño y eso es un dato universal, tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur, en encuestas hechas por distintas organizaciones, se demuestra que hay una deuda de sueño de aproximadamente dos horas.

La jornada  laboral cada vez se hace más prolongada y hay evidencias muy firmes que sostienen que si una persona está despierta durante más de quince horas tiene la misma posibilidad de cometer un error en un simulador de manejo que la persona que ha tomado la cantidad de alcohol máxima permitida por la ley, es decir, que estar dieciséis horas despierto equivale a tener, por ejemplo, en Argentina 0.05 gramos por litro de alcoholemia; obviamente, en un conductor profesional la alcoholemia debe ser 0; pero lo que quiero decir es que la restricción de las horas de sueño produce el mismo deterioro cognitivo que el tener niveles de alcohol por encima de lo permitido por la ley.

Obviamente el sueño debe ser jerarquizado en la sociedad y particularmente, en las personas de más exposición al riesgo, como son por ejemplo los conductores profesionales, tanto de carga como de pasajeros, y obviamente hay que hacer campañas de educación para que el sueño comience a ser respetado, tanto por los trabajadores como por las empresas que contratan estos trabajadores, como por los entes reguladores que fiscalizan las jornadas laborales.

Además tenemos que tener presente que hay enfermedades muy prevalentes, particularmente en los varones, y particularmente en aquellos que tienen una actividad sedentaria, como puede ser conducir vehículos, que es el síndrome de apnea de sueño que deteriora la calidad del sueño. El síndrome de apnea de sueño es bien conocido como una patología que aumenta la siniestralidad vial y que, debidamente detectado y tratado, permite que estas personas vuelvan a la vida activa y profesional sin riesgos para ellos, ni para terceras personas que se encuentren en la ruta con ellos.

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